La construcción de las represas hidroeléctricas Jirau y Santo Antonio en el río Madera (Brasil) se ha hecho realidad. Hasta la fecha, Brasil no quiere reconocer los impactos de estas represas en territorio boliviano, aunque hay evidencia que éstas pueden afectar a los patrones de inundación en el norte amazónico de Bolivia y a los recursos pesqueros migratorios que son importantes en la pesca comercial y de subsistencia de las poblaciones locales.
El Estado Plurinacional de Bolivia está avanzando paulatinamente en demostrar los impactos causados en territorio boliviano. En diciembre del año 2012 se aprobó el « Sistema de Monitoreo de los Impactos de las Represas Jirau y Santo Antonio en territorio boliviano ». Además, una alianza de actores técnicos, liderada por la Universidad Mayor de San Simón y FAUNAGUA, elaboró una línea de base sobre los ecosistemas y recursos acuáticos afectados por las represas.
Por otro lado, el sector pesquero, uno de los sectores más afectados por las represas en el país vecino, está con el afán de demostrar los impactos sobre los recursos pesqueros migratorios, utilizando varios indicadores, como por ejemplo la presencia/ausencia de dorado (Brachyplatystoma rousseauxii) y yatorana (Brycon amazonicus) en los desembarques pesqueros. Un sistema de monitoreo participativo fue consensuado entre pescadores urbanos y pescadores indígenas gracias a un apoyo de CASA (Fondo Socio Ambiental, Brasil).
Hasta la fecha, este sector, liderado por la Federación Única de Pescadores, Comercializadores y Piscicultures del norte Amazónico (FEUPECOPINAB), organizó 4 talleres, todos con participación activa del Ministerio de Relaciones Exteriores del país. Estas actividades representan un avance en como el Estado y la sociedad civil pueden colaborar en defensa de los recursos naturales bolivianos, en defensa de la seguridad y soberanía alimentaria y en defensa de los derechos de todos los bolivianos.